La Federación de Asociaciones de Familias Monomarentales (FAMS) en su estudio monográfico Aproximación a la monomarentalidad derivada de la violencia de género pone el foco en la importancia de identificar situaciones de violencia de género entre las familias monoparentales para garantizar su protección tanto desde el plano legal y de las políticas públicas, como a la hora de ajustar los procedimientos judiciales de familia a las realidades de violencia machista que sufren las mujeres:
«…las leyes vigentes en materia de familia no son útiles para abordar las problemáticas específicas que se generan en las separaciones y/o divorcios (legales o de hecho) cuando estos tienen lugar en contextos de violencia de género. Existe una estrecha relación entre monomarentalidad y violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja. No solo en aquellos supuestos en los que las mujeres víctimas de violencia de género se separan de su pareja y se quedan al cuidado de los hijos de ambos, sino también en aquellos otros en los que el acceso a la monomarentalidad se produce por circunstancias sobrevenidas donde existe una relación de alta conflictividad de la figura del otro progenitor hacia la mujer. Este no solo no se hace cargo de sus obligaciones parentales, sino que utiliza su paternidad, las medidas del convenio regulador y/o la relación con las hijas o hijos comunes como forma de control, chantaje, amenaza, presión… sobre la mujer. Su contacto con esta se establece a partir del ejercicio que ambos hacen de la patria potestad, si bien sobre la persona de la mujer recae todo el peso de la crianza y los cuidados.
Son situaciones de monomarentalidad en las que el hombre maltrata a la mujer y a las hijas e hijos comunes a partir del vínculo paternofilial y cuando la relación de pareja es inexistente o se ha roto. No es una situación de monomarentalidad derivada directamente de la violencia de género, sino que está atravesada por esta y provocada por esta. Tanto la mujer como las y los hijos son también víctimas de esta violencia machista, pero a los ojos de la sociedad, las instituciones y las políticas públicas no se las identifica como víctimas al interpretarse como problemas de relación y falta de acuerdo entre los progenitores. Sin embargo, es fundamental no identificar familia monoparental con violencia de género para no contribuir en la estigmatización que sufre un modelo de familia que tradicionalmente fue asociado a un modelo de familia incompleto donde si falta la figura del hombre progenitor es por algún motivo del que es responsable la mujer (madre) y cuya ausencia influye negativamente en el desarrollo de las hijas e hijos…»